lunes, 24 de noviembre de 2008

El Grifo y el Tongo (un post denuncia)

Ponte en situación, ¿vale? Digamos que asistes habitualmente a cierto festival de cine y cortos, llamémosle Marató de Cinema Fantàstic de Cotxeres de Sants, por ejemplo. Digamos que ese festival va menos de ver cortos que de gritarle a la pantalla, insultar a los directores y decir cosas feas sobre las madres de los mismos. No por maldad, por tradición, porque de eso va el festival.

Por eso y porque la mayoría de cortos que se presentan son un coñazo. Son cortos largos y pretenciosos no aptos para un festival de estas características. No todos, pero sí la mayoría.

Vale, ahora digamos que un tipo llamado Vicens Viaplana presenta un corto titulado El Grifo.
El Grifo, como reza su presentación, es un corto corto y sin mensaje. Es un corto hecho expresamente para un festival como el de Cotxeres. Aquí lo podéis ver, si no os lo creéis.

Este corto, por supuesto, se lleva la mayor ovación que haya visto nunca el festival. A la altura de Wilson y su Campamento Sangriento, incluso mayor. Es el primer corto, en todos los años en que un servidor ha asistido al festival, que no sólo no se abuchea sino que, al terminar y encenderse las luces, el público permanece en la sala de pie, pidiendo a gritos que lo pasen de nuevo. De nuevo, aquí está la prueba de cómo el público se volvió loco.

¿Qué pasa, pues, cuando uno llega el sábado ilusionado y con la seguridad de que su corto favorito se va a llevar el premio del público y descubre que se lo ha llevado otro? ¿Un corto llamado el Mago que ni siquiera estaba entre los favoritos? Aquí, señores, entra el concepto de Tongo.

Aunque la raíz etimológica parezca provenir de la África profunda, el concepto de Tongo está profundamente arraigado en la tradición hispana. Lo vemos constantemente en el mundo de la política, lo olemos en ciertos concursos literarios, incluso se exhibía sin tapujos en Gran Hermano, cuando a alguien le importaba todavía lo que pasase en Gran Hermano (y sí, estoy hablando de la tipa esa sosa llamada Sabrina que ganó la segunda edición).

En el festival de Cotxeres ya habíamos tenido algún caso parecido, cuando todos apostamos por un corto increíble llamado Drinkula y nos quedamos con las ganas. Creíamos que este año no podría pasar, que la cosa estaba demasiado clara como para amañarla, pero nos equivocamos.

Sirva esto, pues, como post denuncia. Como tirón de orejas (o de lo que sea) para los organizadores de la Marató de Cinema Fantàstic de Cotxeres de Sants.

No queremos más tongos.
No queremos más Magos.
Sólo queremos que gane El Grifo.

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Y ya que estáis aquí, y hablando de concursos, aprovecho para pediros que os paséis por el relato El año en que por fin me cuadraron las cuentas y me votéis en el concurso de Atrapalo.com ¡Muchas Gracias!

martes, 18 de noviembre de 2008

El año en que por fin me cuadraron las cuentas

Si sumas las cifras del 2008 te sale diez, y quizá por eso estaba destinado a ser el año en que me cuadraran las cuentas. Antes de ahora nunca lo habían hecho, siempre pagando intereses por deudas de afecto que, al contraerlas, parecían inversiones seguras, pero que entraban en bancarrota sin que tuviera que pasar mucho tiempo. Te debo dos besos, me debes un abrazo. ¿Quién robó a quién los mejores años de qué vida? Antes de ahora me sentaba impotente ante una calculadora que no quería darme la razón, y no me daba cuenta de que el banco estaba a punto de embargarme los labios.
Pero mis cuentas comenzaron a cuadrar cuando dos y ocho sumaron diez. Cuando Vanessa llegó a mi vida sin plazos fijos, sin ningún tipo de interés. Cuando ella pasó, poco a poco, a sumar besos, restar dolores, despejar las incógnitas. Llamadme cursi, si queréis, pero así es como la calculadora empezó a darme la razón. Así es como los números rojos de la cuenta del cariño se fueron pintando en verde, dividiendo los malos recuerdos, multiplicando los buenos momentos. Sumándome una razón por la que levantarme y seguir contando.
Es por eso que ya no entiendo lo que gritan, desesperados, los periódicos. Lo que cuentan de la crisis y lo mal que estamos todos, según los índices de un tal Dow Jones. Quizá es que he vivido toda mi vida en otra crisis y no veo la diferencia con la de ahora. Quizá es que el mundo tenía que irse al traste para que a mí me cuadraran las cuentas. O quizá es que esta crisis tampoco tiene tanta importancia, que al final pasará, como han pasado otras, y que en el balance final lo único que importa es el efectivo que cada uno lleva en la cartera que guarda más cerca de su corazón. Y que si once es mejor que diez, no puedo esperar a sumar dos más nueve.





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Palabras Gastadas

Las palabras se gastan de tanto usarlas, de usarlas tan poco, de usarlas tan mal.
Hace ya tiempo que voy viendo como mis palabras se van gastando, de usarlas tansolo a ratos, de dejar que se atraganten en una garganta ya no tan regada de ballantine's con Ginger Ale.
Y aunque los tequieros nunca me sonaron tan bien, aunque el teclado ya no me exige que lo martillee constantemente con todo lo que me escuece dentro, echo de menos acariciar sus teclas para gastar las palabras sin tener apenas nada que decir, teniéndolo a veces.

Ese es uno de los motivos por los que abro este blog. Todavía no tengo muy claro lo que colgaré en él. Quizá os dé la vara contandoos mi vida, quizá os pida que me contéis la vuestra. Tal vez sólo gaste palabras, amartilee teclados o desahogue mi frustración por el cierre de Radiofreakie o por toda esa gente que escribe "haber" en lugar de "a ver". Tal vez lleguemos a conocernos más. O quizá lo hagamos sólo un poco.

Sea como sea, os doy la bienvenida a Palabras Gastadas. No me presentaré, ya que por ahora dudo que me lea alguien a quien no conozca ya. En cualquier caso tenéis mis datos en la columna de la derecha, una metáfora en la cabecera y mi corazón en estas líneas.

Un placer.